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Manual de procedimientos para el laboratorio clínico veterinario en el centro de recepción y rehabilitación de fauna silvestre del dama

 

Introducción

En el manejo de fauna silvestre áreas como microbiología, hematología, parasitología y química clínica, enmarcadas administrativamente en lo que se llama “pruebas de laboratorio” se convierten en herramientas básicas para la difícil tarea de establecer el diagnóstico etiológico en procesos patológicos.

Por ello, la Asociación Macarena ha desarrollado este protocolo de Laboratorio Clínico Veterinario como fuente de ayudas diagnósticas en el centro de recepción y rehabilitación de fauna silvestre (CRRFS). Una de las finalidades de éste protocolo en el CRRFS es ayudar a el pronto diagnóstico, medicación y tratamiento de los animales allí alojados.

Hematología: Los síntomas, como expresión de una anomalía funcional en un animal enfermo, son de difícil percepción en fauna silvestre. Sin embargo el análisis de sangre por cuadro hemático constituye una manifestación fidedigna sintomática de un proceso morboso en el organismo. Por lo tanto el cuadro hemático se convierte en una herramienta de enorme valor práctico por su fácil acceso en todos los casos donde se sospeche de una enfermedad. Debe tenerse en cuenta que el porcentaje de los casos en que el examen de la sangre consigue establecer directamente el diagnóstico es muy bajo (excepto las hemoparasitosis) y que su importancia solo se detecta cuando se diagnostica como síntoma (Fowler, 1986).

El tejido conectivo sanguíneo, como objeto de estudio en el CRRFS se obtiene, sin excepciones, de sangre PERIFÉRICA por punción con aguja estéril calibre 27G y 25G en todas las aves, reptiles y mamíferos pequeños y/o neonatos de no más de 500 gramos; en mamíferos y reptiles de mayor tamaño opcionalmente se usan agujas calibre 24 G y 21 G siempre evitando al máximo la restricción química (Uhart y Demm, 2000). La anatomía de los diferentes animales alojados en el CRRFS ha llevado a usar vasos sanguíneos de primera y segunda elección para la toma de la muestra coincidiendo con Fowler (1986) así: En MAMIFEROS la primera elección es la vena femoral y la segunda la vena braquial con sus variaciones propias (Fowler, 1986).

En AVES se ha dividido según la longitud del hueso metatarsiano que expone la vena metatarsal medial, como proceden Hill y Burdick (1996). En aves con metatarso largo como Falconiformes y Passeriformes la primera elección es la vena metatarsal (Figura 1) y la segunda la vena braquial; en aves con metatarso corto como los Psittacidos la primera elección es la vena braquial. En aves muy pequeñas de menos de 80 gramos la primera elección es la vena yugular y como segunda elección la vena braquial (Hill y Burdick, 1996).