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La mujer que le pone arte al cuidado del humedal Capellanía

La mujer que le pone arte al cuidado del humedal Capellanía

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Yancy Penagos, líder ambiental

Yancy Penagos nació en el Meta, pero desde los 15 años vive en Bogotá. Foto: cortesía.

  • En compañía de un grupo de jóvenes, Yancy Penagos creó la Escuela Popular Artística Ambiental Zonal - EPAZ, en la localidad de Fontibón, para promover la educación ambiental a través de las expresiones culturales.
Bogotá, 26 de febrero de 2021. (@AmbienteBogota). El cuidado del ambiente y la elección del arte como un elemento transformador definen una parte de la esencia de Yancy Penagos, quien hoy desarrolla una iniciativa de educación ambiental en Fontibón, localidad donde vive, para contribuir a la conservación del humedal Capellanía y otros ecosistemas.
 
El año pasado, en medio de la pandemia, se unió con un grupo de jóvenes que estaban desarrollando un proyecto de huertas urbanas en Hayuelos, para crear la Escuela Popular Artística Ambiental Zonal - EPAZ, un colectivo que tiene como propósito generar espacios de literatura, fotografía, puntura, agroecología y recorridos para el aprendizaje sobre el medioambiente.
 
¿Cuando uno usa el arte como mecanismo para procesar y generar cultura en cuanto a la naturaleza, se produce un mejor sentimiento hacia el medioambiente. El arte hace que tú utilices las emociones, cojas un arraigo o un cariño hacia algo¿ porque cuando uno pinta o escribe está construyendo colectivamente un imaginario¿, dice con convicción esta mujer de 39 años.
 
A través del colectivo, ella y los jóvenes han organizado jornadas artísticas para que los niños y adultos de la localidad conozcan y se apropien de las áreas ambientales. Entre estas acciones se encuentran talleres de pintura, lectura y fotografía, la elaboración de un pesebre comunitario con materiales reciclables en diciembre y la creación de un mural en el respaldo de las casas aledañas al humedal para hacerle un homenaje a las especies que lo habitan. A esta última actividad se unieron cerca de 50 personas.
 
Así mismo, con su grupo gestionó el acceso a una colección de libros sobre insectos para leer con los niños y realizar un mural inspirado en los animales de este tipo que se encuentran en el humedal Capellanía, cuya extensión es de 27 hectáreas. 
 
Este ecosistema alberga más de 70 especies. El Grupo de Monitoreo a la Biodiversidad de la Secretaría de Ambiente ha registrado algunas aves como el garrapatero mayor, el cardenal, el suirirí piquirrojo y la cotorrita de anteojos, además de reptiles como la culebra sabanera.
 
Muestras de resultados de trabajos logrados por medio de la educación ambiental

Las actividades artísticas tienen como fin promover la educación ambiental. Foto: cortesía.

Yancy ha estado conectada a este ecosistema desde hace varios años y busca que cada vez más personas lo conozcan y se unan para cuidarlo. Uno de los sueños en los que está trabajando es en impulsar los semilleros en casa, por medio de una idea llamada Terrarios, para que los niños aprendan a sembrar y luego planten sus resultados en el humedal.
 
"Uno no puede cambiar el mundo, pero sí puede hacer que se transforme el sentir por la naturaleza. Tenemos que hacer un proceso de anclaje sentimental con las cosas, y son tiempos para ello", expresa.
 
Esta mujer no nació ni pasó su infancia en Bogotá, pero las labores que ha desarrollado a lo largo de estos años en beneficio del ambiente en la ciudad y el Meta, de donde es oriunda, demuestran que no importa el lugar donde se encuentre, porque siempre está comprometida con la conservación de los recursos naturales y la promoción de la cultura para lograrlo.
 
Ella creció en medio de las costumbres del campo y un ambiente de música y literatura. A los 15 años se trasladó con su familia a Bogotá y, desde entonces, ha construido un arraigo por la ciudad que la ha movido a transformar el entorno. En los Llanos Orientales también estuvo vinculada a iniciativas de educación ambiental y a la protección de ecosistemas como el humedal Coroncoro, ubicado en Villavicencio.
 
Cuenta que sus acciones voluntarias y el trabajo con la comunidad no solo han impacto el medioambiente, sino que le han ayudado a sobrellevar los efectos de un trastorno que le diagnosticaron hace unos años: "A mí la comunidad y querer hacer las cosas me rescatan", concluye.